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¿Cómo ser tu mismo/a con personas que no te tratan bien?

Salir del TOC: ¿cómo ser tu mismo/a con personas que no te tratan bien?

Cada persona tiene a alguien en su vida que no le trata bien. Esto puede ser muy difícil, sobre todo si tienes que ver a esta persona frecuentemente, por ejemplo si es tu jefe, un padre, o si son tus suegros. El hecho de que tengamos un vínculo duradero con ellos puede hacernos pensar que deberíamos tener cuidado a la hora de actuar. Sin embargo, ser pasivo en situaciones como estas genera ansiedad y fomenta que el TOC se mantenga.

Por tal razón, en este artículo se explicará por qué nos cuesta ser nosotros mismos con personas que nos tratan mal, y qué se puede hacer para ser fieles a quienes somos.

¿Por qué no soy capaz de ser yo mismo/a?

La sensación de quedarte sucio/a porque no has dicho lo que pensabas de verdad. Soportar la humillación por miedo a lo que podría pasar si me defendiera. Llorar o bloquearte y pensar en lo que deberías haberle dicho horas después. Que los demás no te conozcan y que no sepan lo fuerte que eres de verdad. Son experiencias frecuentes en las personas con TOC y/o Ansiedad.

Cuando alguien nos trata mal y no respeta nuestros límites puede ser difícil actuar de manera congruente contigo mismo/a.

El hecho de que no somos capaces de ser nosotros mismos es debido a 3 causas:

Un bloqueo del sistema nervioso

Cuando durante mucho tiempo sufrimos ansiedad o estrés, nuestro cuerpo puede aprender a bloquearse. Esto parece una reacción inútil, pero origina en nuestra necesidad de supervivencia. El momento que nuestros ancestros primitivos se bloqueaban (“respuesta de congelación”) el predador pensaba que estábamos muertos y nos dejaba en paz. Es entonces una manera de protegernos de un posible daño.

Desplazamiento

Por otra parte, nos puede costar expresar lo que pensamos porque la manera de actuar de esta persona nos acuerda a alguien de nuestro pasado. Si en tu familia había una persona que te manipulaba de pequeño/a, te puede resultar difícil manejar situaciones similares de adulto. O si tu jefe te manipula para que trabajes horas extras sin que te pague, es posible que sientas la misma impotencia que sentías de pequeño/a, a pesar de que ahora estás capacitado/a para enfrentarte a él.

Miedo

Muchas personas con TOC temen de manera intensa lo que podría pasar si se confrontarían con la persona que les trata mal. Piensan que actuar tendrá consecuencias catastróficas. Por ejemplo pueden pensar si confrontan a su jefe serán despedidos, no encontrarán un trabajo nunca más y tendrán que vivir por la calle. O piensan que toda la familia se pondrá en contra de ellos si se oponen a una injusticia y que se quedarán solos.
Para prevenir todo esto piensan que es mejor aguantar y decirse a sí mismo/a “no pasa nada”. Sin embargo este “no pasa nada” es muy peligroso. Fingir que no te afectará la situación te causa estar sufriendo y con miedo y tensión constante. No hay que aguantar, porque estás manteniendo la ansiedad, los demás siguen sin respetar tus necesidades y además muy a menudo nuestro miedo final no se cumple.

Por tal razón, una de las maneras de liberarnos del TOC es empezar a ser nosotros mismos en situaciones en que nos tratan mal. ¿Qué significa ser nosotros mismos? Pues significa no rendirnos, decir lo que nos molesta del otro, defender nuestros derechos, y expresar lo que pensamos.

¿Cómo se puede ser uno mismo con una persona que te trata mal?

Analizar la situación

Primero tienes que analizar la situación. ¿Qué es lo que te molesta de esta persona? ¿Qué es lo que hace que cruza tus límites? Intenta ser muy sincero/a contigo mismo/a. Las personas que tienen TOC suelen aceptar conducta de la gente en su entorno que a cualquier otra persona haría que rompieran la relación con esta persona.

Es posible que llegues a justificar la conducta: Es que mi jefe ahora mismo no tiene el dinero para contratar a otra persona y hay mucho trabajo; por esto está tan tenso y se descarga conmigo. Mi pareja tiene razón cuando me regaña por lo que he hecho, la verdad es que soy pesado/a. Mis suegros tienen razón que tengo que adaptarme a su manera de ser, tengo que aceptar que me entren en casa cuando quieran sin avisar.

¡No lo hagas!

Si has pasado por menosprecios, el ser invasivo/a, palabrotas, agresiones físicas o verbales, y/o manipulaciones ahora es el momento de escucharte y pensar en qué son tus necesidades. Puede ser difícil reflexionar sobre esto. La conducta del otro te puede parecer normal aunque en realidad esta esté fuera de lugar. Busca el apoyo de otra persona que te puede ayudar en este proceso porque puede ser útil tener a un espejo que te ayude a ver las cosas con más claridad. A la vez es muy importante no juzgarte por haber estado en esta situación. Se trata de identificar y reaccionar en consecuencia.

Preparar

Antes de ver a la persona y enfrentarte con él/ella es útil tomar un tiempo para reflexionar sobre qué te gustaría decirle. Es importante ser específico cuando queremos ser asertivos. Tómate un momento para pensar en cómo te gustaría que fuese la situación. Aquí es importante ser honesto/a contigo mismo/a. Es posible que llegues a pensar que no quieres ver más a esta persona si sigue con alguna conducta. También es posible que si cambia una cosa, que para ti ya sería una mejoría importante. Obsérvate bien, y escucha muy bien qué son tus necesidades: ¡son válidas!

Reaccionar

Cuando hayas pensado qué es exactamente lo que te molesta hay que pensar en qué te gustaría decir, sin rumiar sobre lo que pensaría el otro. Elige un momento en que estéis tranquilos, sin prisa, y sin posibles interrupciones. Cuando hablas con el otro es importante no atacar al otro pero sí ser firme con tu mensaje. Intenta decir de manera clara qué es la conducta que no te gusta, cómo te afecta y cómo quieres que cambie.

Por ejemplo: “He estado trabajando horas extras que no han sido pagadas durante mucho tiempo y no me parece bien. A partir de ahora quiero que me pagues las horas extras que haga”, “No te quiero ver más porque no puedo aceptar menosprecios y agresiones. Quiero que dejes de escribir y hablarme”, o “Cuando vienes a mi casa sin avisar me hace sentir incómodo/a. Me gusta que vengas pero quiero que a partir de ahora quedemos de antemano”.

Es importante mencionar que a veces pensamos que tenemos que ser asertivos en el mismo momento que pasa el acontecimiento que nos haya molestado pero no es así. A pesar de que es cierto que puede ser más fácil comunicar que algo no te gusta al inicio; el tren de la asertividad no se ha ido para siempre. Pasará varias veces por la misma estación y podemos cogerlo cuando queramos. Tenemos el derecho de cambiar de opinión y defender nuestras necesidades.

Para finalizar: no hay que tener miedo a ser firme ni a la reacción del otro. Es muy probable que la gente se sorprenda porque no está acostumbrada a que reacciones de esta manera. En consecuencia pueden reaccionar con enfado o intentar hacerte cambiar de opinión pero si te mantienes firme y consistente acabarán cediendo.

Verás que si cada vez te muestras más asertivo/a y eres cada vez más congruente contigo mismo/a, la ansiedad bajará de manera importante, te sentirás liberado/a y en consecuencia se te reducirán las obsesiones.

Lisette Zeeuw

Psicóloga Clínica

IPITIA

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