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El miedo y la libertad

El miedo y la libertad

 

En este artículo vamos a desarrollar el concepto del miedo desde la perspectiva más amplia del término. Para ello empezaremos definiendo qué es el miedo y explicaremos cuáles son aquellas áreas (internas y externas) que se ven condicionadas por el mismo, así como cuáles son sus consecuencias.

El propósito de este artículo es ampliar la conciencia respecto al miedo y ver hasta qué punto este nos priva de nuestra libertad y de ser realmente felices, viviendo una vida plena, aquella que realmente deseamos vivir.

 

¿Qué es el miedo?

Vamos a empezar definiendo el miedo desde el enfoque más simple y fundamental para luego ir adentrándonos en el análisis más profundo del término.

Tal y como todo el mundo sabe, el miedo es una de las emociones que forma parte del ser humano y contamos con seis emociones diferentes que serían universales, es decir, que forman parte de toda persona y son las siguientes: sorpresa, asco, tristeza, ira, alegría y el propio miedo.

 

Diferencia entre las emociones y los sentimientos

Las emociones se diferencian de los sentimientos, básicamente, en que las primeras tienen un alto componente biológico y psicofisiológico, es decir, son reacciones innatas que se dan frente a estímulos de la realidad externa y que generan una respuesta fisiológica en la persona que siente la emoción. Por ejemplo, pueden generarse cambios rápidos e intensos en la respiración, en la presión arterial o en la dilatación de las pupilas. En cambio, la naturaleza de los sentimientos es menos arcaica, no tienen la intensidad de las emociones, no hay una reacción o cambio fisiológico tan evidente y son más duraderos.

Una vez tenemos claro (de manera muy resumida) lo que son las emociones, vamos a centrarnos concretamente en el miedo y en el significado más amplio del término.

 

El  miedo como mecanismo de defensa / supervivencia

Tal y como hemos señalado, el miedo es una emoción, pero esta tiene una función y es que el miedo aparece y “se pone en marcha” cuando percibimos alguna situación como peligrosa o amenazante. En otras palabras, el miedo es una respuesta psicofisiológica que nos pone en una situación de alerta para facilitarnos reaccionar de manera adecuada, es decir, para huir de aquella situación, pero cuando el miedo es muy intenso puede llegar a bloquear nuestra capacidad de reacción y paralizarnos.

Teniendo en cuenta la funcionalidad del miedo, vemos como tiene relación directa con la ansiedad. Esto es así porque detrás de cualquier miedo que podamos sentir siempre hay ansiedad.

Ahora que ya hemos desarrollado la terminología más básica y elemental del concepto del miedo, me gustaría ir un poco más allá y profundizar un poco más sobre su significado y lo que conlleva en todas sus dimensiones. Para ello voy a empezar con una frase que dijo una artista estadounidense, llamada Nina Simone y que me parece muy acertada.

 

“La libertad es no tener miedo”

Esta es la frase que dijo Simone en una de las entrevistas que le hicieron. Me paro aquí, con esta frase, porque creo que no se puede definir mejor cuál es la consecuencia fundamental del miedo: la incapacidad de ser realmente libre. El miedo bloquea nuestra libertad interior y por lo tanto, también condiciona nuestra toma de decisiones y nuestra forma de vivir.

Quien tiene miedo y no es capaz de gestionarlo y enfrentarse a ello, vive una vida carente de libertad. ¿Y qué significa vivir sin libertad, sin poder ser libre? significa que uno no puede vivir de acuerdo a lo que realmente siente y desea. En otras palabras, cuando el miedo, de alguna manera, gobierna nuestro ser, no podemos vivir y actuar siguiendo lo que deseamos y sentimos, porque nuestros deseos y sentimientos quedan anulados y bloqueados. Esto es muy serio, porque significa que uno pierde la capacidad de dejarse llevar, dejarse sentir y vivir desde la ilusión. Por lo tanto, si toda la parte emocional (y por lo tanto, también la espontaneidad) queda anulada, uno pasa a vivir exclusivamente a través del pensamiento y la razón, lo que significa que todas las experiencias, vivencias y decisiones pasan por el raciocinio y la reflexión. En otras palabras, la vida de uno mismo pasa por el control y todo lo que se dice y hace es medido y analizado. Cualquier cosa que genere fuertes emociones o ilusión es vivido como amenazante y enseguida es bloqueado.

Ahora pasaremos a desarrollar cuáles son las consecuencias de vivir condicionado por el miedo. Sin embargo, primero de todo, me gustaría aclarar que, tal y como ya hemos apuntado, es evidente que el miedo es una emoción natural y universal, y por lo tanto, el miedo no es malo en sí mismo. Si viviéramos sin miedo nos convertiríamos en personas temerarias, perderíamos nuestra prudencia y acabaríamos haciéndonos daño o teniendo algún accidente. Me estoy refiriendo a cuando, por la razón que sea (debido a experiencias de sufrimiento y dolor, a duelos no elaborados, trastornos de ansiedad, rasgos fóbicos, etc.) el miedo es dueño y señor de nuestra vida y toda ella se ve significativamente influenciada por ello, impidiendonos llevar la vida que realmente deseamos vivir.

 

¿Cuáles son las consecuencias de vivir condicionado por el miedo?

La influencia del miedo en la conducta y en el comportamiento de uno mismo es inmensa. Tal y como hemos señalado, condiciona nuestra libertad y ello significa que su área de influencia alberga casi todo nuestro ser. Veamos de qué manera influye el miedo en uno mismo y qué áreas se ven bloqueadas.

 

Vivir siendo uno mismo

El miedo puede llegar a incapacitarnos a la hora de ser y actuar como realmente somos, porque tal y como hemos citado anteriormente, bloquea nuestras emociones, sentimientos y reacciones más espontáneas. Como vemos, todas estas áreas tienen que ver con nuestra parte más auténtica y genuina, y por lo tanto, quien vive condicionado por el miedo tiene grandes dificultades para ser él mismo y expresarse desde su verdadero “self”.

El miedo puede hacer que uno viva disociado de sí mismo, viviendo desde la razón y nunca desde la pasión o el deseo, lo que puede llevar a vivir una vida carente de ilusión y satisfacción.

 

La inhibición de los instintos y pulsiones

Cuando el miedo (a un nivel consciente o inconsciente) domina nuestro ser, significa que también domina nuestra vida. ¿Y de qué manera domina nuestro ser y nuestra vida? a través de la inhibición. Quien vive con miedo vive inhibido, porque la manifestación del miedo se traduce en la inhibición. El miedo no permite que se exprese y manifieste nuestra parte más auténtica, es decir, nuestra espontaneidad y nuestras reacciones más instintivas y verdaderas, aquellas que nacen de nosotros de manera espontánea y que no pasan por la razón.

Las personas que viven condicionadas por el miedo suelen tener un código ético exigente y a lo mejor, fácilmente, se exigen (consciente o inconscientemente) un perfeccionismo moral tan elevado que no se permiten enfadarse, hablar mal a alguien, sentir rabia, mostrar disconformidad o que alguna cosa les ha molestado o irritado. En otras palabras, las personalidades fóbicas suelen vivir con la realidad instintiva y pulsional inhibida y bloqueada, y cuando consiguen expresarse desde sus instintos y pulsiones enseguida aparece la culpa, que “se encarga” de señalar su imperfección, cuando simplemente pueden haber expresado alguna cosa que les ha molestado y es justo, e incluso sano, que puedan comunicar su malestar.

 

Vivir una vida plena y gratificante

Tal y como hemos explicado anteriormente, el miedo suele hacer que uno viva bajo el raciocinio y la razón, y nunca desde lo que uno siente y desea. Cuando uno dirige su vida a través del pensamiento, puede actuar y hacer aquello que más le conviene e incluso decidir lo correcto y adecuado en cada situación, pero si uno no da paso al deseo y la pasión, va a ser imposible llevar una vida plena y gratificante.

Lo que genera plenitud, alegría y felicidad es vivir desde lo que nos apasiona y deseamos. La pasión genera ilusión y sólo cuando vivimos desde lo que nos apasiona e ilusiona somos realmente capaces de disfrutar. Por eso, si uno vive exclusivamente desde la razón, es cierto que podrá llevar una vida correcta, quizás podrá conseguir ciertos objetivos (de índole personal, social y profesional), pero no va a poder vivir una vida llena y realmente feliz, porque la plenitud y felicidad sólo se halla en la medida en que uno vive siendo fiel a lo que desea, a lo que siente, a lo que le ilusiona y apasiona.

 

Desarrollar y expresar todo nuestro potencial

El miedo limita e imposibilita que lleguemos a desarrollar todo nuestro potencial en todos los ámbitos de nuestra vida (en el personal, interpersonal, social, laboral…), esto es así porque las personas con rasgos fóbicos o con cierto miedos, suelen ser inseguras y con una baja autoestima, lo que dificulta mucho que uno pueda mostrar sus capacidades. Además, para poder desarrollar nuestras capacidades y hallarnos en una posición de crecimiento personal es indispensable vivir en sintonía con la propia naturaleza, es decir, siendo fiel a lo que uno siente, piensa y desea, porque sólo de esta manera, uno es capaz de ir descubriendo qué es lo que quiere, lo que no quiere y cuáles son sus capacidades, fortalezas y debilidades. Sin embargo, por los motivos que ya hemos explicado, el miedo, entre otras cosas, hace que uno no se pueda expresar ni comunicar siendo como uno es, lo que no sólo dificulta enormemente desarrollar las propias capacidades sino que también puede generar mucha frustración, sufrimiento e insatisfacción.

La importancia de vencer los miedos

Por todo lo que hemos explicado, vemos como el miedo limita y condiciona de manera contundente la realización y plenitud de la vida de la persona. Por eso, a través de este artículo quería ampliar la conciencia sobre el miedo y desarrollar sus enormes consecuencias. Sabiendo lo mucho que el miedo incapacita a la persona y que aquellos núcleos que se ven condicionados por este son de vital importancia, creo que vale la pena tratar de vencer los propios miedos.

La realización personal se adquiere a través de llevar una vida plena y satisfactoria, viviendo y actuando desde lo que deseamos hacer y cuando esto no es así y miramos atrás, haciendo un recorrido de nuestra historia, es fácil que nos sintamos deprimidos e insatisfechos, porque no hemos vivido como realmente queríamos vivir. Por eso creo que es importante trabajar los miedos, porque son verdaderos “obstáculos” que impiden que lleguemos a vivir una vida plena que podemos alcanzar.

No tengo ninguna duda de que merece la pena ponerse en manos de un profesional y hacer un trabajo terapéutico por tal de liberarse del miedo y vivir la vida que uno realmente desea vivir, siendo uno mismo, porque las ganancias son enormes.

Bajo mi punto de vista, creo que no hay mayor satisfacción que poder vivir siendo uno mismo, o como diría Nina Simone, siendo libre, sin miedo.

En Ipitia estamos especializados en el tratamiento del TOC y trastornos de ansiedad, pero nuestro enfoque y línea de trabajo no se queda en la sintomatología, y los miedos (que tienen gran fuerza y presencia en este tipo de trastornos) son un elemento fundamental en el análisis y trabajo terapéutico.

 

Jerónimo Carles

www.ipitia.com

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