Trastorno por despersonalización: comprender una desconexión difícil de explicar
El trastorno por despersonalización es una experiencia profunda de desconexión de uno mismo. Quienes lo atraviesan suelen describir una sensación de estar “fuera” de su propio cuerpo o de sentirse como si fueran observadores de su vida, en lugar de protagonistas. La percepción del propio cuerpo, de los pensamientos o incluso de las emociones puede volverse extraña, lejana o irreal.
Estas experiencias no indican que la persona haya perdido el contacto con la realidad
De hecho, uno de los aspectos más angustiantes de la despersonalización es que muchas veces la persona sabe que algo no encaja, pero no encuentra cómo volver a sentirse “normal” o “como antes”. Esta conciencia genera a menudo una fuerte ansiedad, miedo a estar perdiendo el control o a no poder recuperar la estabilidad emocional.
La despersonalización no es un signo de debilidad
Ni significa que la persona se está volviendo loca. Es, en muchos casos, una respuesta del sistema psíquico ante una sobrecarga emocional. Es como si el cuerpo y la mente buscaran una manera de distanciarse de aquello que no se puede procesar en ese momento. Este fenómeno puede surgir en contextos de estrés sostenido, experiencias traumáticas, estados de fatiga intensa, ansiedad, o incluso sin un detonante claro.
Es importante destacar que no todas las experiencias de despersonalización constituyen un trastorno. Muchas personas pueden sentir algo similar de forma breve y puntual. Pero cuando esta sensación se vuelve persistente o interfiere con la vida cotidiana, es recomendable buscar acompañamiento profesional.
El tratamiento para la despersonalización no sigue una única vía
Cada persona necesita un abordaje individualizado, que respete su ritmo, su historia y sus recursos internos. El espacio terapéutico puede ofrecer un lugar seguro donde poner en palabras lo que muchas veces parece inexplicable. A través del vínculo con un profesional, es posible ir explorando lo que hay detrás de esa desconexión, y encontrar formas de recuperar la presencia, el sentido de identidad y la capacidad de estar en contacto con la propia experiencia.
Además del trabajo emocional y reflexivo, la propuesta terapéutica incluirá también recursos prácticos, adaptados a cada caso. Esto puede implicar la incorporación de ejercicios específicos, actividades de anclaje en el cuerpo y en el presente, rutinas simples pero efectivas para favorecer la conexión con el entorno, y herramientas concretas para manejar los momentos de desconexión. Estos recursos no sustituyen el proceso interno, pero sí lo apoyan de manera significativa, ayudando a crear pequeñas experiencias de seguridad, enraizamiento y continuidad.
La recuperación no siempre es lineal, pero es posible
Muchas personas logran atravesar esta etapa y reconectar con ellas mismas de forma más sólida y auténtica. El primer paso es reconocer que lo que estás viviendo merece atención, comprensión y cuidado.
Si estás experimentando despersonalización, no estás solo. Lo que sientes tiene nombre, tiene sentido y tiene tratamiento. Y hay profesionales capacitados para acompañarte en el proceso de volver a ti, paso a paso, desde la palabra y también desde la práctica.
Equipo IPITIA
Abril, 2025