Trauma o sobreprotección:
La predisposición genética a sufrir un trastorno obsesivo es algo que no está demostrado, pero podría ser que fuera así dado que cada individuo tiene áreas orgánicas de mayor fortaleza o vulnerabilidad en la composición de su ADN. Pero independientemente de ello, en lo que se refiere a nuestra experiencia terapéutica durante años, y cientos de pacientes, podemos afirmar que todos, sin excepción, tienen elementos desencadenantes.
Estos son, principalmente, una circunstancia traumática puntual o extendida en el tiempo que generó un impacto en el sistema nervioso de la persona, normalmente en la infancia o en la adolescencia, paralizando o bloqueando su expresión vital más espontánea. Es decir, emociones e instintos. ¿Qué quiero decir con esto? Imaginemos, por ejemplo, un niño que vive en un ambiente familiar hostil debido a la presencia de un padre alcohólico y agresivo verbalmente. Ese niño durante años va a tratar de tener un comportamiento “invisible” para no alterar la tensa calma en la que vive la familia. Y esto, con el tiempo, será un aprendizaje realizado que le generará una enorme ansiedad cuando deba enfrentarse a las dificultades de la vida. Esa ansiedad por la falta de recursos emocionales e “instintivos” le puede llevar, y ahí sí que el factor genético puede incidir, a un trastorno obsesivo de un contenido u otro.
La sobreprotección, por otra parte, lo que produce, cuando es excesiva en el ámbito familiar, es el no uso de los recursos cognitivos, sociales, emocionales e instintivos en la interacción con el mundo. Ese cierto aislamiento que se genera en entornos muy limitantes para las experiencias vitales de niños y adolescentes les impide desarrollar y madurar las condiciones adecuadas para vivir en el hábitat sociobiológico que corresponda. Dada esta situación y llegada la vida adulta puede generar una fuerte ansiedad a causa de “no saber” cómo relacionarse y afrontar los retos vitales de forma adecuada.
Por tanto, no hay TOC sin trauma o sin los efectos generados por un exceso de protección.
El trastorno obsesivo, más allá de la posible predisposición genética, requiere elementos desencadenantes sucedidos en la historia vital del paciente.
Y estos factores requieren de análisis y tratamiento en el curso de la terapia.
Director de IPITIA
Barcelona, Febrero, 2025