La Fibromialgia: darlo todo para no recibir nada
La Fibromialgia. Más allá de las cuestiones médicas en las personas con fibromialgia, fundamentalmente mujeres, se da un denominador común: el dolor derivado del cansancio. Un cansancio vital cercano a la extenuación producto de una vida esclava.
En la mayoría de los casos esa esclavitud es autoimpuesta, un profundo sentido de culpa y de servicio les lleva a entregarse en cuerpo y alma a todo aquello que creen es su cometido: especialmente la familia, la cual acaba asumiendo como normal tal entrega abnegada y llega un momento en que se abusa y se aprovecha de ello.
La fibromiálgica vive con un profundo complejo de inferioridad que la lleva a asumir todo tipo de cometidos para compensarlo, mujer para todo, siempre dispuesta, hasta que revienta.
Y cuando lo hace porque ya no puede más se encuentra con que la medicina, y a veces la psicología, la trata como si se quejara sin mucho fundamento, acusándola de histérica o de desarrollar síntomas psicosomáticos, con cierto halo de sospecha sobre su problemática.
¿Qué ocurre en realidad?
En realidad lo que ha ocurrido es que su cuerpo, y su mente, ya no aguantan más, probablemente sus células han consumido todos los nutrientes y el oxígeno necesario para resistir y queda descansar doloridas hasta que el organismo aguante.
Y ¿todo esto por qué lo hacen? Para ser queridas. Por alguna razón sienten que no merecen un amor directo por sí mismas sino es a través de la entrega incondicional. Algo parecido a lo que les pasaba a algunos esclavos negros que, deteriorada completamente su dignidad, aspiraban, dejándose la piel, al afecto y comprensión de sus amos, aunque eso supusiera el agotamiento hasta la muerte.
Sin fuerzas para seguir se enfrentan a la incomprensiva mirada de los suyos que no perciben que “haya para tanto”.
No recibieron afecto a pesar de todo y ahora muchas se sienten deprimidas e inútiles.
Proponemos, a través de nuestra metodología, el método Analítico – Experiencial, un cambio de posición vital, salir de la queja, asumir mayor firmeza respecto a las riendas de la propia vida e ir a buscar directamente las fuentes de liberación y afecto, sin más entrega y sin más sometimiento.
Psicólogo Clínico
Analista junguiano
Director del IPITIA